No es casualidad que España esté en la cola en cuanto a educación superior. Según el último estudio de Universitas 21, nuestro país ocupa el puesto número 23º. Preocupa la cultura general, el escaso interés y los resultados académicos de los jóvenes. El sistema de becas actual tampoco ayuda. Muchas miradas apuntan a que los universitarios terminan sus carreras sin motivación, tanto por la falta de empleo como porque, simplemente, no les gusta su futuro trabajo. En las escuelas y los institutos no se orienta a los alumnos de la forma más adecuada. Por ello, un callosino, José Portugués, ha creado la Fundación Vega Baja para que sirva de intermediaria. Nos cuenta un proyecto que promete ser muy ilusionante.
P. ¿Cómo surge la idea de crear esta plataforma?
R. Es una realidad que la mayoría de los estudiantes a día de hoy no saben qué profesión les gustaría ejercer, qué profesión les realiza como personas y en qué profesión pueden ser útiles a la sociedad. Y ante esta necesidad surgen plataformas como esta. Por otro lado, la idea de aportar a la sociedad, hasta cierto punto, es estimulante. Si a doce o trece estudiantes les ha servido nuestro servicio para que puedan averiguar qué profesión realmente les satisface, me doy más que satisfecho.
P. Explíquenos en qué consiste la fundación.
R. Consiste en poner en contacto a estudiantes con personas que ejercen una determinada profesión, y también con profesores universitarios. En este encuentro el estudiante puede tener un conocimiento más real sobre un puesto de trabajo concreto, resolver sus dudas respecto sobre profesiones parecidas -pero que realmente no lo son-, conocer salidas profesionales tanto de estudios universitarios como de formación profesional, conocer también de manera directa en qué situación se encuentra la oferta de trabajo de cada profesión, y cómo va a evolucionar de aquí a unos años. Es decir, tener la capacidad de anticiparse a futuros cambios. La idea es que el estudiante tenga la posibilidad de solicitar un encuentro informal con tantos profesionales como considere oportuno, simplemente mandando un correo electrónico a la propia fundación.
P. ¿Dónde se realizan estos encuentros?
R. Depende de las solicitudes que haya por parte de los estudiantes. Si hay muchos interesados en un puesto de trabajo concreto, una carrera universitaria o un modulo de FP, las charlas se realizarán en las salas ofrecidas por el propio Ayuntamiento o dentro del propio Instituto. Cuando haya pocas solicitudes, se realizarán en el lugar de trabajo del propio profesional.
P. ¿Este proyecto con qué intención nace?
R. Nuestra intención es, principalmente, que el estudiante tenga seguridad a la hora de elegir sus futuros estudios. Decisiones tan importantes como la elección de una carrera o de un módulo de FP deben realizarse con un conocimiento profundo y un análisis que el estudiante carece, y que nosotros a través de estos encuentros informales podemos brindarle. También que el estudiante tenga la posibilidad de encontrar a través de la experiencia de distintos profesionales ese puesto de trabajo que se ajusta a sus habilidades y a su persona.
P. ¿Cuáles son vuestros objetivos a corto y largo plazo?
R. Nuestro objetivo a corto plazo es seguir ofreciendo la posibilidad de reunir a profesionales y a estudiantes para darles una orientación. Y a largo plazo estimular al estudiante a que reflexione sobre qué es lo que quiere hacer con su vida a una edad temprana, qué es lo que quiere aportar a los demás a través de ese puesto de trabajo que le realiza como persona.
P. ¿Qué opina de la educación actual de este país y más concretamente en Callosa de Segura?
R. La educación, independientemente de la calidad de los conocimientos que se imparten, sea en Callosa o en otro lugar, no ejerce la función social que debería ejercer. Entendiendo como función social, por un lado, la de producir individuos con el suficiente desarrollo personal como para saber qué es lo que quiere aportar a la sociedad a través de ese puesto de trabajo que le realiza; y por otro lado, la de producir individuos con una arquitectura moral y de valores lo suficientemente sólida como para convivir en la sociedad de manera digna. Por ejemplo,que un empresario no explote a sus trabajadores, o que un político no se apropie de dinero público. Pero mucho me temo que, por muchas medidas que se intenten implantar para proteger al trabajador o para eliminar la corrupción, siempre existirá la posibilidad de que se vuelva a producir, porque es imposible controlar la conducta en su totalidad.
P. ¿Qué se puede hacer al respecto?
R. Orientar al propio individuo hacia una conducta íntegra. Pero esto no puede darse si la educación no está basada desde la infancia en desarrollar valores como la compasión, el altruismo o la empatía. Hay que decir también que no hay que delegar toda la responsabilidad al modelo educativo, aunque sí que es uno de los factores más relevantes. También, por ejemplo, hay que ver cómo influyen y el papel que podrían ejercer los medios de comunicación en este tema. Los medios también educan y forman a los individuos.
P. Habla de transmitir valores desde la infancia. ¿En qué ha pensado?
R. Pues, por ejemplo, visitar, regalar juguetes y compartir ocio con niños enfermos o necesitados, de tal manera que estas conductas queden inherentes al individuo. Al fin y al cabo, a ti te pueden hablar de compartir, de la compasión, de Jesucristo... pero sólo son palabras y en palabras quedan. Educar viene del griego “educere”, sacar de dentro. ¿Qué es lo que lleva dentro el individuo? Cualidades como el altruismo, la bondad, la compasión son innatas. También esa vocación profesional, que puede ser desde jardinero, fontanero, empresario o alcalde, por el simple hecho de ser seres emocionales. El sistema educativo actual no te permite potenciar esa parte del cerebro por lo equivocado de su enfoque.
P. ¿Ha hablado con profesores o educadores sobre este tema?
R. Si te soy sincero, la verdad es que no. Pero este tema es tan viejo como las montañas. Hoy en día existen escuelas basadas en transmitir valores, pero son la excepción y son vistas por la ortodoxia educativa como ineficaces. Pero son estas escuelas las que sacan el verdadero potencial del individuo.
P ¿Qué requisitos se necesitan para implantar lo que dice en la educación actual?
R. Se necesita simplemente voluntad por parte de los dirigentes encargados de crear el formato educativo.
P. ¿Ha pensado en que esta especie de orientación se considere prácticamente una asignatura más dentro de las escuelas y los institutos?
R. Desde luego. Sería productivo que estas actividades se desarrollasen dentro de las aulas como una materia más, sin evaluar claro. Resulta mucho más productivo para el individuo conocer la experiencia de distintos profesionales que han llegado a ser lo que tú estas intentando descubrir, que aprender, por ejemplo, las derivadas, el método de Ruffini, o yo que sé… que se da en las matemáticas y que no tienen ninguna utilidad práctica en la vida real.
P. ¿Cuántos casos conoce de alumnos que se hayan equivocado de carrera por no haber encontrado su vocación con anterioridad?
R. Todo el mundo conoce a alguien que haya errado, que se conforme con algo que le gusta a medias o le supone menos esfuerzo. Somos seres emocionales, y es inevitable que haya una profesión que por lo que implica, las actividades que desarrolla etc, nos llame la atención.. La cuestión no es si me gusta una profesión o no me gusta, la cuestión es... ¿Qué es lo que me gusta? Descubrirlo depende de ti, del interés que pongas en ello y del tiempo que le dediques. No es tarea fácil. Por eso debería estimularse en las escuelas.
Dicen los místicos sufis, que “solo sabe el que prueba”, haciendo referencia a esa experiencia interior de transcendencia. Cómo enseñar con palabras lo que ni siquiera se puede imaginar. Para este caso, digo lo mismo. Para saber qué es lo que quieres, lo mejor es probar. Y en esta fundación estamos para ayudarte.
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