viernes, 6 de febrero de 2015

La silla que Samuel nunca tuvo

Samuel Grau (24) cuando vendía cupones en Callosa de Segura
A veces, las apariencias engañan. En la vida nos encontramos con historias de personas o instituciones de mala fama que se arrancan la etiqueta y demuestran valores que jamás podríamos imaginar. Sin embargo, también existen historias de personas o instituciones que se autoproclaman “servidores de la sociedad” y que al mismo tiempo destrozan ilusiones y se desdicen de sus promesas. Lamentablemente, este último tipo de historia es el que nos concierne hoy.

Desde pequeño, Samuel Grau (24, Callosa de Segura) ha vivido postrado en una silla de ruedas. Su enfermedad, la amiotrofia espinal, es degenerativa y atrofia progresivamente todos los músculos de su cuerpo. Hace ya muchos años que, según los médicos, debería haber muerto. Pero nada más lejos de la realidad. Gracias a su familia y amigos, Samuel disfruta de una vida relativamente satisfactoria.

Hace ya casi un año que se marchó a vivir a Montpellier, Francia, debido a una difícil situación económica. Situación que le llevó, en noviembre de 2012, a dejar de estudiar y ponerse a trabajar para ayudar a su familia. Su padre estaba en el paro, y su madre, con problemas en el corazón, sólo limpiaba casas de vez en cuando. Tras ser rechazado en la ONCE porque “la prioridad son personas ciegas o con trastornos de la vista”, entró a formar parte de OID (Organización Impulsora de Discapacitados) donde comenzó a vender cupones a cambio de una comisión.

Su primera experiencia laboral fue de menos a más. Acabó ganando una media de 30 € al día, prácticamente el único dinero que entraba en casa. No era suficiente, y los gastos eran cada vez mayores. Era vital, por ejemplo, comprar una silla nueva. La actual tiene cinco años, no le funciona el mando, tiene el motor cansado, la batería se acaba antes de tiempo y las ruedas están desgastadas. Adquirir una nueva, adaptada a las condiciones de Samuel, costaría nada menos que 12.000 €.

Entonces se abre el cielo. En septiembre de 2013, OID lanza una campaña ilusionante: si recoges 500.000 cupones sin premio, recibes una silla de ruedas. Se ponen manos a la obra: inundan Callosa de carteles, se difunde por redes sociales, todo el pueblo se vuelca con la iniciativa. Y así, a principios de 2014, les informan que ya han reunido los cupones necesarios. Samuel tendrá una silla nueva.

Uno de los muchos carteles que inundaron Callosa
O eso es lo que decían, porque la realidad resultó ser otra bien distinta. El primer atisbo de desconfianza llegó cuando les dijeron que estaban empaquetando los cupones para enviarlos a la sede central, en Talavera de la Reina. Cuando aparecieron por la oficina, los cupones seguían amontonados tal y como los habían dejado. Se llevaron los que pudieron y empaquetaron hasta 40.000 durante el verano.

Como después de aquello seguían recibiendo largas, su madre explotó: “Voy a tener que ir a la prensa y contar el engaño que no estáis haciendo”. La organización les exigió pedir disculpas. Y pidieron perdón, con tal de agarrar la última oportunidad de conseguir lo que les habían prometido.

Les dijeron que esperaran, y esperaron. Esperaron. Esperaron. Hasta que no pudieron más. En septiembre, Samuel se puso en contacto con Fernando, jefe de zona de OID en Orihuela. Éste, días después, le facilitó un correo para que enviara el modelo de silla y las especificaciones técnicas. Un mes después, Fernando dejó de responder a los mensajes de Whatsapp. También a las llamadas, ya desde Francia. Continuaron dando largas. Dijeron que la silla era muy cara. La familia de Samuel se ofreció a pagar la diferencia entre lo que quisieran dar y lo que costaba la silla. No respondieron.

Y entonces se acabó. En las pasadas vacaciones de Navidad, Fernando -que insistió a la sede central una y otra vez e incluso se llevaba cupones para empaquetar los fines de semana- les dijo que la dirección había decidido no darles la silla. ¿Explicación? “Absolutamente ninguna” comentan desde la familia. Un año después de la promesa, de recoger 500.000 cupones, de que un pueblo tratara de ayudar a uno de sus vecinos más queridos, Samuel sigue sin silla. “Estamos enfadados sobre todo por el engaño, porque todo el mundo recogía cupones para mí, por Callosa, por pueblos de al lado, incluso otros vendedores”, afirma el gran damnificado de esta historia. Lo dicho. Las apariencias engañan.


5 comentarios:

  1. Yo soy el artífice del cartel que aquí se muestra.

    Mi nombre es Vicente Aparisi.

    Referente al artículo publicado por CDS Noticias, debo añadir algunas lagunas que su autor OMITE en el mismo.

    Debemos remontarnos al mes de agosto del 2013, cuando inicié mi colaboración con la OID, en Orihuela junto a Fernando (mencionado en el artículo)
    En una conversación, Fernando me dice que antes, guardaban los boletos para conseguir sillas de ruedas, pero que ya no se hacía.
    Me indicó que en Callosa había un afiliado que necesitaba una silla y le respondí que era muy buena idea y podríamos hacerlo de nuevo.
    Fernando se molestó en comunicarlo a la delegación de Alicante, diciendo que estábamos dispuestos a recoger los boletos no premiados, para Samuel.

    Sin dudarlo, las cinco oficinas de la provincia, Alicante, Alcoy, Elche, Orihuela y posteriormente Torrevieja, comenzamos a recoger los boletos no premiados, movilizando a todos los vendedores y voluntarios a unirse a la causa.

    TODOS EN LA PROVINCIA CONTRIBUÍMOS durante más de un año, tomando este hecho como un hábito.

    Estando en Orihuela, Fernando me presentó a la mamá de Samuel, un día que fue a recaudar y retirar boletos para Samuel, en su gestión de venta.
    Por iniciativa propia, me ofrecí para preparar un cartel que nos sirviera a todos y nos facilitara la labor de recogida de boletos.
    La mamá de Samuel me proporcionó una foto y por mi cuenta y riesgo, tratando de congratular a la familia, preparé el cartel que creí conveniente, sin contar con la autorización de la OID, confiando en la buena fe de todos y habiendo recibido la aprobación de Fernando.

    Hasta aquí, me siento involucrado y responsable de la confección del cartel.

    Los inconvenientes, parecen llegar, cuando faltando unos 50.000 boletos (el resto unos 450.000 ya se encontraban donde debían estar) al menos estos son mis cálculos..., parece ser que surgen exigencias, ultimátum y amenazas por parte de la madre que perdió la paciencia y no fue capaz de esperar unos días más.

    Ante esta actitud, que llega a conocimiento de la central de la OID en Talavera, es cuando se pone en marcha una justa decisión de la Organización para defender la voluntariedad y el sacrificio que todos los vendedores y voluntarios hemos realizado para conseguir ayudar a Samuel, entre quienes me incluyo.

    Debe quedar muy claro, que la OID nunca se negó a proceder a la donación de la silla ofrecida a Samuel. Silla nueva, con motor eléctrico adaptada a sus necesidades, ¡vamos! una verdadera joya; equiparable en el argot automovilístico, a un mercedes último modelo; pero otra cosa muy distinta es que se le exija a la OID y de maneras poco recomendables, un Rolls Royce o un Ferrari hecho a mano con todos los extras y caprichos, (que no necesidades) que se les ocurra.
    En tal caso, no se le habría ofrecido una silla adaptada a sus necesidades, sino una silla sin límite en mejoras accesorios especiales y todo tipo de excentricidades que a uno se le pueda imaginar ponerle a una silla de ruedas. Incluso hizo llegar una fotografía de la silla que quería, amén de los extras.
    ¿Cómo, la silla que quería? ¡Confórmate con lo que te dan y agradécelo!

    Es como si te regalan una pulsera de oro de 24 k, pero se le exige al “mecenas” que tiene que llevar un diamante, dos zafiros, cuatro esmeraldas, una cadena adjunta de seguridad. ¡Si hombre! ¡por pedir, que no quede!

    Si al menos se solicitara (no se exigiera) con humildad (no con arrogancia) con agradecimiento (no con amenazas) y valorando la voluntaria y desinteresada acción de la OID, quizá se podría haber llegado a un arreglo satisfactorio para Samuel; aunque éste, se haya ido a Francia y ya no esté trabajando con nosotros, la OID, habría accedido a mejorar su regalo, con tal de favorecer a Samuel; porque debo insistir en que la OID, nunca se negó a ello y lleva ayudando a discapacitados físicos, psíquicos y sensoriales, desde hace más de 25 años y el corazón que late en el fondo de esta Organización siempre antepone el bienestar de sus afiliados y trabajadores.

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  2. Hay en la central de la OID, una persona con discapacidad, en silla de ruedas, que dedica su vida a la Organización y se ha ganado con mucho sacrificio y demostrando de lo que es capaz, el puesto de Secretaria General; ella es quien menos merecía sentirse herida, humillada, atacada, insultada y amenazada.
    Es inaceptable que en la central de la Organización Impulsora Discapacitados, se recibiera una llamada telefónica que puso en evidencia la honestidad de la OID, cargada de exigencias, insultos e incluso amenazas de denuncias judiciales… ¡hasta dónde se puede llegar! cuando se pierde la razón, quizá por incorrectos asesoramientos de, tal vez, a quienes ni les va ni les viene.

    Lamentablemente, "cada uno cuenta la feria según le va" omitiendo aquello que no le interesa, con tal de desprestigiar una labor de muchas personas que se esfuerzan por ayudar a los discapacitados, durante más de 25 años y que sin ellos, los discapacitados de España que dependen de la OID para sacar algún dinero..., ¿quién sabe cómo sería su situación sin estos ingresos?

    Desde mi humilde postura, quisiera recomendar a los responsables de CDS Noticias, que antes de pretender quedar bien con una de las partes implicadas en cualquier asunto, se molesten en conocer también la versión de la otra parte, saque sus propias conclusiones y después, que decida qué es lo que quiere publicar y de qué manera le va a dar, la forma adecuada, para informar a los lectores de su blog y no mentir, ni siquiera por ignorancia.

    Ignorantia juris non excusat (del latín) ‘La ignorancia no exime del cumplimiento de la ley”

    La verdad es lo que realmente existe; el resto son falsedades de la verdad;
    más comúnmente denominadas, ¡MENTIRAS!

    Para despedirme quisiera decir a voz en grito…,
    "HONESTIDAD Y SINCERIDAD CONTIGO MISMO Y CON LOS DEMÁS"

    Vicente Aparisi

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  3. Como puedes ser tan in sensible e imbecol y comparar una silla de ruedas para una persona con in Mercedes???? En serio, que poca sensibilidad y que asco de gente...

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  4. espero que la asociacion pague por esta estafa.

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